He leído preocupado que algunos de los compañeros de grupo se refieren a la política neoliberal del ICE (electricidad) en el sentido de querer desarrollar grandes proyectos de generación eléctrica, como el caso de Diquís, usando el recurso agua para crear un negocio de venta de electricidad a Centro América, ya que Costa Rica no requiere de esos proyectos para satisfacer su propia demanda eléctrica; creo que otro de los compañeros mencionó que la capacidad instalada era muy superior a la demanda eléctrica. Sin intención de polemizar tratare de explicar la diferencia entre capacidad instalada y demanda máxima eléctrica así como el contínuo crecimiento de la demanda eléctrica.
En la década de los años setenta (del siglo pasado) trabajaba en la planificación de los proyectos que el ICE debería de desarrollar para satisfacer el crecimiento de la demanda eléctrica. En esa época nadie en el ICE era neoliberal,eramos técnicos planificando la utilización de los recursos naturales, principalmente los ríos para satisfacer la demanda eléctrica. Los estudios de mercado arrojaban que el crecimiento de la demanda eléctrica anual, era en promedio del 6% lo que corresponde a duplicar la capacidad instalada cada 12 años.
Recuerdo que por el año 1982 hicimos el ejercicio de satisfacer la demanda, en un horizonte de 50 años, hasta el 2030, simulando la operación de los proyectos de generación identificados y el país requería de una gran cantidad de ellos, entre los mismos todos los proyectos grandes tales como Boruca, Talamanca, Guayabo y Siquirres, mismos que incluso superaban a Diquis, Reventazón, Savegre y otros.
Con lo anterior lo que pretendo es mostrar que los proyectos (todos) se requieren para satisfacer la demanda nacional, misma que crece sostenidamente por los requerimientos de la sociedad costarricense; lo que se vende a Centro América son los sobrantes no firmes y transitorios del sistema de generación.
Lo segundo es, por qué razón si la demanda máxima actual es del orden de los 1500 MW, la capacidad instalada es aproximadamente 2400 MW; si restamos entre sí esos valores tendríamos que nos sobran 900 MW; lamentablemente ello no es cierto, las características propias de las plantas que generan a partir del agua y del viento y los requerimientos de calidad y continuidad del suministro obligan a una sobreinstalación de potencia.
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